La estación de Metro Tirso de Molina, perteneciente a la Línea 1 fue
construida en 1921, bajo la plaza conocida por entonces como Plaza del
Progreso. Este terreno había albergado el Convento de la Merced hasta 1984,
cuando fue abandonado y destruido por la desamortización de Mendizábal.
Cuando los obreros que construían la estación del metro madrileño
comenzaron a excavar bajo la plaza, huyeron despavoridos tras encontrar varios esqueletos en una de las paredes
que estaban picando. Eran los restos de los frailes que habían sido
enterrados en el pequeño y olvidado cementerio del convento. Cuenta la leyenda
que durante la obra fueron muchos los trabajadores que escucharon aterrorizados
gritos y llantos provenientes de los muros de la plaza.Tras el hallazgo, las autoridades no se pusieron de acuerdo acerca de
qué hacer con los restos humanos, así que optaron por depositarlos tras las
paredes de los andenes de la estación, antes de cubrirlas con azulejos.
Con el tiempo, esta macabra anécdota fue cayendo en el olvido, y a día
de hoy, los restos de los monjes siguen descansando a escasos metros de los
miles de pasajeros que cada año transitan por la Línea 1.
Lugar: Plaza de Tirso de Molina, Madrid
Fecha: 9 de mayo de 2013
PENTAX K100D
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